Locke, De Las Ideas En General Y De Su Origen.
(Oniro)
A pesar de que hay quienes piensan que existen ideas innatas, es posible, apelando a la experiencia y observación de cada quien, probar que todas nuestras ideas se producen en algún momento después de nuestro nacimiento. Suponiendo que al momento de nacer, nuestra mente está en blanco, y que nuestras ideas provienen de la experiencia, llegamos a la conclusión de que una de las causas de las ideas es la observación de los objetos que percibimos en el exterior (sensación), y otra son las reflexiones que hacemos en torno a esos objetos y en torno a los procesos mismos de esos pensamientos (reflexión). Las ideas derivadas de la primera causa son las más numerosas y dependen totalmente de nuestros sentidos, que transmiten sus percepciones a la mente dependiendo de la forma en que se vean afectados por los objetos. Estas ideas se refieren a cualidades sensibles como el color amarillo, el sabor dulce, etc. Las ideas derivadas de la segunda causa son más complicadas y no podrían haberse derivado de cosas externas, ya que conceptos como dudar o querer no los entendemos a partir de la observación del exterior sino a partir de la observación de nuestros propios procesos mentales. Examinando cualquier idea, siempre se puede rastrear su origen hasta una de estas dos causas. Es fácil de observar que al crecer una persona, va aumentando la cantidad de ideas que maneja, comenzando por las cualidades sensibles que le sean más familiares. Estas ideas simples dependen de los objetos con los que esté en contacto cada persona y de la atención con que las observe, así como las ideas de reflexión dependen de qué tan reflexiva sea la persona. Las ideas de reflexión generalmente aparecen mucho más tarde en la vida del hombre que las ideas de sensación, debido a que la gente no está tan obligada a familiarizarse con sus propios pensamientos como lo está a familiarizarse con el mundo en el que vive. Aceptando todo lo anterior, podemos decir que el alma comienza a tener ideas cuando comienza a percibir, por lo tanto, para quienes creen que el alma piensa constantemente, un hombre empieza a pensar en cuanto tiene alma. Sin embargo decir que el alma piensa constantemente porque el pensar está en su esencia es incurrir en una petición de principio. Lo más que se puede decir con seguridad, es que algunas veces pensamos y que nunca podemos pensar sin estar concientes de ello.
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