Resumo de El Ser Y El Tiempo - Martin Heidegger

Este libro debe ser visto como un clásico de la filosfía del siglo XX. Su autor trata de entender la existencia partiendo de la idea de que el tiempo y la inevitable muerte de todo momento son el centro de la existencia misma. El "ser-ahí", el humano, es aquel que logra acceder a la conciencia de su propia muerte, sabemos de nuestro fin. Esa conciencia cambia definitivamente nuestra manera de estar en el mundo, la cual se convierte en un pro-yecto. El "ser-ahí" se proyecta hacia el futuro, podríamos decir que se planéa a sí mismo. La inevitabilidad de la muerte y el sabernos cautivos de este mundo y no otro nos obliga a sentir una angustia existencial: éste cuerpo está solo en su existencia, en caso de morir solamente morirá él nadie más. La soledad de existencia se hace patente la respuesta que nos queda es planear. En esa planeación pasa algo inevitable: nuestra relación con el mundo se convierte en una relación de utilidad; los objetos del mundo son pensados como "útiles". Ahora ese pro-yectarme puede ser algo que provenga de mí y mis propias ideas o puede ser algo promovido o provocado por el "uno". El "uno" es una masa informe en la cual las identidades se desdibujan y sólo quedan consignas, frases sueltas y modas; el "uno" es similar a la "masa" en tanto que no esta representada por nadie sólo es un ente que supuestamente es mayoría. El proyecto que cada quien encamine en la vida puede ser "propio" o "impropio", esto dependerá del nivel de independecnia con el que sea creado este proyecto. Es inevitable que el "uno" tengo un lugar en nosotros pero no debe ocupar un lugar central, para así poder tener un proyecto propio. Heidegger piensa que el lenguaje que utilizamos tiene en su gramática y sus significados la historia y con ella los grilletes más temibles, grilletes para el pensamiento. Sólo podemos pensar en algún idioma, lo otro será imaginar, visualizar, calcular, etc. Parte del asumirnos como proyecto y tomar las riendas de nuestra libertad esta por liberarnos cada vez más de la sujeción del mundo externo, del "uno". El deseo de pensar por uno mismo y no subirse en la inercia del resto es lo que nos dará una tranquilidad en esa propiedad, soy dueño de mí destino. Esta es la invitación que nso hace Heidegger.

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