Don Quijote De La Mancha
(Miguel de Cervantes Saavedra)
Capítulo VII . Aquí se ve a Don Quijote en su casa, tratando de recuperarse de sus dolores, no de heridas y por sus dichos se nota que está fuera de sí. Tiene unos quince días de calma, se recupera, conversa buenos ratos con el Barbero y el Cura, quien a veces lo trata de hacer ver la realidad y en otras le sigue la corriente.
También es aquí donde se ha terminado la quema de libros y se ha tapiado el aposento en el que se guardaban antes los mismos. Se planeó y efectivamente se hizo por parte de la sobrina, el ama y los demás decirle a Don Quijote cuando preguntara contestarle que un encantador se los había llevado. Lo cual fue aceptado por nuestro Don Quijote, dicendo que se trata de un gran enemigo suyo.
Mientras tanto, ofrece a un labrador vecino suyo e puesto de escudero, a cambio de otorgarle una ínsula, como gobernador. Su nombre es Sancho Panza, un hombre sencillo, de pocas luces, casado con una mujer similar a él, llamada Mari Guttiérrez (de la que el mismo Sancho dice que no podría llamarsele reina, tal vez condesa) y con varios hijos. En la aventura, lo va a acompañar su asno ya que no tiene caballo, pero como no es todavía caballero andante, ello no constituye un problema.
Así, salen a andar los dos aventureros, sin que nadie los oiga, sin despedida alguna, a pesar de que sus andanzas, tristezas y alegrías pasarán al recuerdo del mundo literario durante cientos de años
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