Iliada
(homero)
LA ILIADAAUTORA DE LA SINOPSIS : ARON NORAEn la remota ciudad de Troya, hace más de cuarenta siglos, tuvo lugar una heroica guerra, En la que participaron dioses y humanos por igual. Eran tiempos en los que cada ciudad era un reino autónomo, con sus propios jefes y reglamentaciones y los guerreros más poderosos, muchos de ellos, hijos de los mismos olímpicos y de algún mortal, comandaban sus ejércitos en procura de victoria, riqueza e inmortalidad. Los eventos que se narran en la ILIADA, son sólo unos pocos de cuanto sucedieron a lo largo de este enfrentamiento colosal, que tardó más de diez años en resolverse.Hubo una ocasión en que los dioses organizaron una fiesta en el Olimpo. A ellas fueron invitadas todas las deidades, grandes y chicas sin distinción alguna. Sin embargo, y aquí comienzan a trenzarse los hilos de nuestra historia, Zeus Olímpico, padre de los dioses, deliberadamente omitió invitar a Eride, la diosa de la discordia. El no quería que una ocasión tan feliz, degenerara en riñas y conflictos. Pero obstante los cuidados y prudencia con que trató de ocultar su descortesía, la diosa se enteró del desaire y montó en cólera. Sedienta de venganza fundió una manzana de oro e inscribió en ella las palabras : ?a la más hermosa?. Luego la arrojó al centro de la mesa alrededor de la cual departían los inmortales. Las reacciones no se hicieron esperar. Todas las diosas se abalanzaron hacia la manzana, reclamándola para si. Cada una estaba convencida de ser la más bella. Entonces, Eride, diosa de la discordia, satisfecha de su labor se retiró. Una vez más había triunfado.Zeus trató de controlar la situación, había adivinado la artimaña de la diosa repudiada. Más ante la consumación de los hechos, no tuvo otra alternativa que la mediar de arbitro. Unas tras otras las inmortales fueron eliminadas de la contienda, hasta que sólo quedaron tres de ellas: Hera, la altiva esposa de Zeus, Palas Atenea diosa de las artes y la guerra y la grácil Afrodita diosa del amor. Pero entonces, ni siquiera el altivo Zeus quiso cargar con la responsabilidad de señalar una ganadora, por no incurrir en la ira de las otras dos rivales. Acudió a los sabios consejos de su hijo Hermes, quien se ofreció a solucionar el aprieto. Hermes voló acompañado de las tres deidades hacia el monte Gágaro. Allí encontró a un mortal e insignificante pastor y decidió encomendarle el peso de tamaña decisión. Aquel pastor era Paris, el hijo repudiado del Rey Príamo, soberano de Troya.Paris sin sospechar que de esa decisión pendía su destino, recibió la manzana de oro y la orden de juzgar, cual era la más hermosa de las tres diosas. Paris vio desfilar las tres diosas y decidió que la más hermosa era Afrodita y a ésta le entregó la manzana, aunque su decisión fue justa, a partir de ese momento, cargó para siempre con el odio de las dos diosas contrincantes. Su premio fue encontrar y poseer el amor de la mujer más hermosa de la tierra: Helena, esposa de Menelao, rey de Esparta. Su castigo: Haber iniciado una guerra de diez años, tras los cuales Menéalo, asistido por su hermano Agamenon, Rey de Argos y Micenas, prendió fuego a troya y destruyó el reino de Príamo. De este modo Hera y Palas Atenea, encarnizadas enemigas de Paris, tuvieron su venganza. Y fue asó como pese a las previsiones del Rey Príamo, el augurio que caía sobre Paris, se cumplió.Los hechos narrados en el libro abarca un lapso que no llega a los dos meses. Se inician cuando al campamento de los griegos, llega Crises, sacerdote troyano del dios Apolo Febo. Este solicita piedad para su hija Criseida, quien es prisionera del Rey Agamenon. El sacerdote ofrece a Agamenón un espléndido rescate a cambio de su hija, pero sus ofrecimientos y deseos son el hazmerreír del Rey. El rey no sólo rechaza la solicitud del dolorido padre, sino que además lo despide con insultos y amenazas. Crises, lleno de dolor, implora la venganza del divino Apolo, el dios escucha el ruego de su sacerdote y dispara sus saetas sobre los hombres y animales del ejército griego, con lo cual provoca una mortífera peste.La cruel lucha continúa. Los griegos adquieren la ventaja. El furioso Aquiles obliga a caudillos y soldados troyanos a resguardarse detrás de las murallas de la ciudad. Todos se encuentran atemorizados, menos Héctor quien desoye las voces de sus padres y se dispone a presentar batalla, al final a pesar de su heroísmo encuentra la muerte. El cadáver de Héctor asiste boca abajo a los funerales de Patroclo y a los juegos celebrados en su honor. Durante doce díasAmarrado al carro de Aquiles, dio varias vueltas alrededor del túmulo mortuorio. Entonces, Apolo que hasta ese momento había impedido el destrozo del cuerpo, eleva sus voces de protesta ante la complacencia de Zeus. Consigue por intermedio de Tetis, la voluntad de permitir que Príamo recupere los restos de su hijo, e infunde en el pecho del anciano rey la fuerza necesaria para emprender el doloroso trance. El día décimo de la tregua se queman sus despojos mortales y se realiza en el palacio real el banquete funerario. Así termina la ILIADA.
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