Y La Paz Entre Semana...
(SENDA)
DOMINGO, 8:30 DE LA NOCHE. Está por terminar la misa. Solemnemente el sacerdote invita a los presentes a que se den un caluroso y amable saludo de paz. Y todos, sin excepción, mientras se oye una melodía casi celestial, se abrazan, se besan, se dan la mano y dan la mejor sonrisa a diestra y siniestra. Los niños corren a saludar a los viejos, y por supuesto se les da paso amablemente. Las suegras besan a sus nueras y a sus yernos con cara de santas. Rosita, la más bonita, corre a abrazar a su primita, que a decir verdad no es muy bonita. Para ser muy honestos, es mas bien feíta. Pero bien feíta. La primita se pone feliz y besa cariñosamente a Rosita. El gerente del banco abraza efusivamente a la empleada de servicio del vecino. Doña Conchita, la más beata de las beatas, le guiñe un ojo y le suelta una sonrisa tierna a Doña Dora, la del mercado. Doña Dora le devuelve el bello gesto con una venia respetuosa y amable. Don Rafael, el chofer del colectivo, le da paso a un joven que pasa por su lado, y que va a desear la paz a su familia. El gordo Martínez, hace sus mejores esfuerzos metiendo la barriga y aspirando aire, para dejar pasar a una señora que se dispone a sentarse. Todos, muestran su mejor comportamiento. Y todo, claro, sucede dentro de un ambiente lleno de paz. Parece que todo pasara en cámara lenta. Es lo más parecido al cielo. Y bueno, termina la misa, el sacerdote riega bendiciones y bendiciones y lentamente los feligreses salen del templo, unos caminando, otros en automóvil. LUNES 7.00 A.M. Rosita, la más bonita, mientras esperan el transporte le da la espalda a su primita que no es muy bonita, torciéndole la boca y levantando un hombro. Suena el claxon del colectivo de don Rafael que agresivamente gesticula y salpicando palabrotas, le hace señas a un jóven para que le deje pasar. Doña Conchita, la más beata de las beatas, le suelta a doña Dora tres gritos porque todo está muy caro. Doña Dora le devuelve el gesto con tres insultos y tres gritos. El gordo Martínez, en el paradero del colectivo y con ademán de "maloso" hace sus mejores esfuerzos para trancarle el paso a unos niños que van a tomar el bus escolar. El gerente del banco se encuentra con la empleada de servicio de la vecina.. y ni la determina. Todos, a partir de ese comienzo de semana, y durante el transcurso de la misma, muestran su peor comportamiento. Y todo, claro, sucede dentro de un ambiente lleno de hostilidad. Parece que todo sucediera en cámara rápida. Es lo más parecido a un infierno. Todos corren apresurados. Llega el martes y lo mismo. El escenario no cambia para nada. El miércoles, todo semejante al lunes y al martes. El jueves? Ni para que le digo! El viernes... bueno, al viernes le pasa algo extraño que hace que la gente cambie su comportamiento y se vuelva más amable. Comienza el fin de semana. La gente se relaja, se calma y cambia su carga de agresividad, por una paz... parecida a la del domingo. La gente hace fiestas, se toma sus drinks, baila, se relaja, en fin, por algo crearon la obra "Gracias a Dios es viernes". Llega el sábado y es lo más parecido a un lunes, a un martes, pero con la diferencia que hay enguayabados (Léase también con resaca), lo que hace a muchos más agresivos e intolerantes. Y llega el domingo. Está por terminar la misa. Solemnemente el sacerdote invita a los presentes a que se den un caluroso y amable saludo de paz. Y todos, sin excepción, mientras se oye una melodía casi celestial, se abrazan, se besan, se dan la mano... etc... etc... Por qué, me pregunto, por qué no podemos estar en paz con Dios y con los demás... durante toda la semana y mejor, durante toda la vida? Por qué solamente en misa o en reuniones especiales lo podemos hacer?
Resumos Relacionados
- Silencio
- Nuestro Sexo
- Dona Flor Y Sus Dos Maridos.
- Don Juan Tenorio
- Menores Al Por Mayor Xiv
|
|