Campos De Castilla
(Antonio Machado)
Comienza Machado con un Retrato lo es del poeta y del libro.
Se trata de un recorrido por el alma humana a través del único lenguage que lo permite, la poesía. Y Machado la representa en los áridos campos de Castilla, que no pueden más que parecer desolados al lado del vergel andaluz en el que el poeta se había criado.
El sentimiento de Machado sobre esos campos va evolucionando a lo largo del libro desde la indiferencia por una tierra que no siente, que no da, y por sus rudas gentes, tan diferentes a las suyas...; va evolucionando, como decimos, hacia el respeto por todo ello, pasando por la rutina de una vida a la que se acostumbra y a la que se adapta; por el amor que allí conoce; pasanto por altos y bajos, por la alegría y la admiración hacia una belleza que hay que saber buscar, que lejos de ser evidente se encuentra en lo cotidiano, en lo sencillo; pasando por el enfado, un enfado rabioso que lleva al desprecio en ocasiones, el que sólo se siente cuando se ama profundamente.
Nos regala el poeta un viaje por el alma, por el joven que se forja tanto física como intelectualmente, por el hombre que envejece y pasa por la vida como el Duero lo hace por Soria, percibiendo la temporalidad del ser humano al mismo tiempo que la eternidad de su esencia, reflejada en esos campos inmutables, perpétuos, en los que pasó sin darse cuenta, la vida.
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